Reportaje
Por María Méndez
Oficina de Comunicaciones y Derechos Humanos CODH
Fundación Colombia Soberana
Juan Carlos Medina fue funcionario en el banco BBVA, su vida era normal y su empleo iba muy bien, tanto que del 2007 al 2009 fue gerente de una oficina sucursal de esta entidad bancaria. Con este cargo eran constantes las visitas a clientes para sostener reuniones que tienen que ver con créditos, cuentas y demás temas que maneja este tipo empresas.
Es por esto que a Juan Carlos Medina no le pareció extraño que un cliente suyo, Leonardo Forero referenciado por la esposa que es funcionaria de BBVA Horizonte, le planteara que sostuvieran una cita con un señor. Juan Carlos, en espera de atraer más clientes importantes para su banco, acudió al Hotel La Fontana a reunirse con su cliente y el señor Manuel Molinares.
Desde ese momento la vida de este hombre trabajador cambio por completo. Hoy día ya no es más el Gerente de una oficina del BBVA, ahora Juan Carlos es un extraditable. Sus días ya no los pasa entre papeles, llamadas y reuniones, sino entre recuerdos, desconcierto y tristeza. Sus segundos son largos como años, y desde el patio 16 de la Cárcel La Picota ERON, los ve pasar, ya no hablando de cuentas o prestamos, sino conversando con sus compañeros sobre trampas, inocencia, desespero e injusticia.
Ahora recuerda la reunión minuto a minuto. Ahora ya no es raro para él los comentarios que hicieron sobre ciudades y personas que él no conocía. Comentarios fuera de lugar que surgían de manera espontanea por parte de ellos, que en aquel momento los pensó inoportunos, pero como era cosas sin importancia los dejo pasar, pues no fue jamas el tema central de la conversación, para él lo importante era el sector bancario y las propuestas absolutamente legales.
El tiempo ha corrido lento en ese infierno frío, de celdas, barrotes y acero inoxidable. Lo suficientemente lento para que él pueda atar los cabos sueltos y comprender los acontecimientos.
En La Picota ha conocido nuevas víctimas, casos, sufrimientos similares. Creeríamos que ya nada pudiera asombrar a este hombre, sin embargo hay algo que jamás dejará de crearle asombro y terror, y es el engaño tan macabramente elaborado con que los agentes de la DEA se encargan de crear empresas fachadas y concertar reuniones que maquillan y manipulan a su antojo para crear unos narcotraficantes y lavadores de activos que no existen.
Ahora entiende a la perfección lo que lastimosamente no vio con claridad antes de la reunión en el Hotel La Fontana. Ya sabe que Manuel Molinares es un entrampador pero no sólo de él sino de Margarita Salinas, Juliana Rubio Isaza, Alberto Charria Martínez, Ubaner Alberto Acevedo, Ariel Josué Martínez "El Carpintero" quien supuestamente era la cabeza de la organización y fue declarado inocente y quién sabe cuántas víctimas más.
Leonardo Forero, el cliente que le presento al entrampador y quien lo llevó al Hotel La Fontana, fue extraditado al igual que Hugo Sighinolfii, su cuñado.
Otra realidad que no deja de ser cruel para todas las víctimas de la extradición, es que el estado colombiano incumple su deber dejándolos totalmente huérfanos y solos ante un monstruo tan grande, poderoso e intimidante como lo es el sistema de Estados Unidos. La mayoría se declara culpable para no afrontar juicios, pues la fiscalía norteamericana los intimida con pagar largas penas de prisión, cosa que al gobierno colombiano parece tenerle sin cuidado.
Esta es una de las tantas historias que se esconden detrás de los muros de la Cárcel La Picota ERON en los patios 12 y 16, las historias de los extraditables.
Campaña Soberanía Libertad
#SoberaníaYLibertadYa
#NoALaExtradicionCol
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